viernes, 14 de octubre de 2011
STEVE JOBS: de la vida y de la muerte
Mucho se ha hablado y se ha escrito en estos días sobre la personalidad de Steve Jobs a propósito de su reciente fallecimiento, en los que se ha resaltado básicamente que fue un gran emprendedor, constante innovador, trabajador incansable, inteligente visionario y genio sin par. Ante esto, quisiera aportar con una pequeña reflexión, al masivo homenaje que se le está haciendo en estos días, en cuanto a su lado mas humano y particularmente en cómo él enfocó algunos aspectos de la vida. Todo esto, a propósito de temas que se han puesto tan de moda en nuestra sociedad como son la eutanasia, la muerte digna, el suicidio asistido, la pena de muerte, el aborto y otros; justificados por muchos, como un escape o una solución al dolor y al sufrimiento, situaciones que están estrechamente ligados a la naturaleza humana.
Por lo mismo, no me parece casual que Jobs haya escogido para manifestar sus pensamientos a través de su ya legendario discurso, en la Universidad de Stanford en el año 2005, poco tiempo después de saber que la enfermedad había remitido. En aquel discurso confesó lo siguiente: "Comenzó antes de que yo naciera. Mi madre biológica era joven, estudiante de universidad graduada, soltera y decidió darme en adopción... De este modo, mis padres que estaban en lista de espera, recibieron una llamada en medio de la noche, preguntándoles: "Tenemos un niño no deseado; ¿lo quieren?". Ellos dijeron "Por supuesto"...". También aprovecha este discurso para manifestar su pensamiento acerca de la vida y de la muerte: "La muerte es, muy probablemente, el mejor invento de la vida; el factor de cambio de la vida. Elimina lo viejo para dar paso a lo nuevo....".
Ante estas palabras me pregunto entonces, ¿qué habría sido de la humanidad si Jobs hubiese sido abortado por su madre?. O años mas tarde, ¿qué hubiese sucedido si Jobs hubiese renegado de su enfermedad, achacándolo a la mala suerte tal vez y se hubiese sumido en una profunda depresión a tal punto de provocar su propia muerte?. Sin duda, no hubiésemos tenido el privilegio de haber gozado de sus inigualables virtudes y creaciones tantas veces mentado por todos en estos últimos días. Así mismo de estas palabras, se deduce su coherencia en su actitud ante la vida y la muerte, dándonos una lección al soportar su enfermedad con valentía y preparándose para su inminente muerte sin perder la tranquilidad y las ganas de crear. Incluso su vestimenta en los últimos años, evidenciaba ese respeto hacia la muerte ya que se presentaba con un jersey negro, que le daba una imagen límpida, despojado de artilugios que distraigan la vista a lo estrictamente esencial: su rostro y sus manos. Lo que realmente importaba.
Ante todo lo anterior, no pude evitar recordar el mensaje de la película "La elegancia del Erizo", que destaca que no importa cómo mueres ni de qué mueres sino que, qué es lo que estabas haciendo cuando te llegó la muerte y si eras feliz en aquel momento. Evidentemente, a tenor de lo que se ha contado de él y del sentimiento de paz expresado en todo el mundo, seguramente él murió feliz, con la satisfacción del deber cumplido. Y de haber vivido.
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