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Ruinas originales en Egipto
Uno de los lugares mas bonitos de Madrid y que gusta mucho a los madrileños por las impresionantes vistas de la ciudad que se ven desde allí, las espectaculares puestas de sol sobretodo en otoño y por la belleza del monumento, es el Templo de Debod, que se encuentra localizada entre el Paseo del Pintor Rosales y la Plaza de España, en pleno centro de la ciudad.
La historia de este Templo es sin duda fascinante, ya que es una obra egipcia construida en el tiempo del Faraón Azakheramon junto al río Nilo, en el siglo IV antes de Cristo, en honor a los dioses Amón e Isis y fue un regalo de Egipto a España por su contribución al salvamento del templo de Abu Simbel, ya que se iba a construir la nueva presa de Asuám.
El Templo se encontraba en ruinas y sólo se lo podía observar durante el verano, debido a que nueve meses al año se encontraba cubierta por las aguas de la primera presa construida por los ingleses a principios del siglo XX, lo que provocó daños en la policromía, así como en las figuras de alto y bajo relieve. Cuatro países acudieron al llamado de la UNESCO para salvar esta preciosa obra y fueron EEUU, Italia, Holanda y España, y de no hacerlo, con la nueva presa quedaría condenada a permanecer para siempre bajo sus aguas.
Inicialmente fue desmontada por Egipto en 1961 y sus piezas llevadas a la isla de Elefantina. Hubo que esperar 10 años de trámites, hasta el año 1970 en que fueron definitivamente trasladados a España. Su reconstrucción tampoco estuvo exenta de problemas, puesto que las piezas llegaron sin numeración, algunas faltaban o tenían una numeración errónea y sólo se tenía referencia de algunas fotos e indicaciones. Expertos tuvieron que colocar las piedras originales junto con otras que faltaron diferenciándose por diversos colores.
Como dato curioso, el Templo fue reconstruido siguiendo la dirección solar con que originalmente estaba situado, es decir de este a oeste. Finalmente fue inaugurado en 1972 y su interior tampoco deja indiferente a nadie por las joyas que contiene en figuras, jeroglíficos y el museo que cuenta la apasionante historia de este templo.
Es uno de los pocos monumentos egipcios que se pueden disfrutar fuera de Egipto, y afortunadamente lo tenemos en Madrid, para deleite de los que amamos el arte.
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