FOTO Rosalía: ladelatiza.com
FOTO Amancio: Biografiasyvida.com
Poco interés despiertan en mí las historias de gente rica. Será porque estoy acostumbrada a escuchar que en muchos de los casos, su mayor mérito es el haber heredado un importante patrimonio de sus padres ex presidentes de la República o ex ministros, y que cuando apenas salen de la pubertad, andan de superdotados intelectuales dirigiendo las empresas de sus padres o de los amigos de sus padres.
A no ser que cambie de opinión con la historia interesante de alguien que tuvo la valentía de arriesgarse a luchar por lo que creía y que llegó a ser millonario gracias a su ingenio y tenacidad. Por lo mismo me gustó mucho la historia de un hombre cuya historia de éxitos lo coloca al día de hoy con la apertura de su tienda de ropa número 50 en Tokio y la posesión de 22.300 millones de euros, en la lista Forbes como el séptimo hombre más rico del mundo.
Cómo se hizo a sí mismo este hombre y cómo es su vida actual ha cobrado verdadero interés entre los españoles, considerando que por causa de su obsesiva lucha por mantener su privacidad, jamás ha concedido entrevistas, lo que hizo que hasta mediados de la década pasada, nadie supiera quien era, ni cuál era su nombre, ni de donde era. Peor obtener alguna foto de él.
Hasta que alguien publicó como primicia una foto robada en donde se le apreciaba como un hombre de aspecto bastante normal.
A partir de allí, a cuentagotas nos hemos ido enterando un poco mas de su misteriosa personalidad. Este hombre es Amancio Ortega. Gallego, casado en segundas nupcias y dueño de un emporio económico de empresas llamada INDITEX. Su primera foto, digamos oficial, fue publicada a propósito de la salida en la bolsa de su empresa. Se conoce también que era hijo de un empleado de trenes y que a la temprana edad de 17 años comenzó a trabajar como repartidor de camisas, para luego de dos años trabajar como dependiente en una conocida mercería gallega, en donde conoció a la que sería su primera esposa, la modista Rosalía Mera.
Entre encajes, corchetes, botones y patrones, ambos llegaron a conocer todos los entresijos de la fabricación de ropa y decidieron independizarse para elaborar y vender lo que producían, alejando un destino que quizá era jubilarse como vendedores tras un mostrador de la conocida tienda. Aunque los inicios fueron difíciles, la empresa comenzó a repuntar asombrosamente luego de algunos años y a raíz de su expansión hacia el extranjero, al abrir su primera tienda en Portugal. Parece que la idea de vender ropa femenina y moderna creando fórmulas para abaratar su precio, fue la llave de su éxito.
No menos mérito tiene Rosalía, quien actualmente se queja de que la conozcan solamente como la ex esposa del dueño de ZARA, ya que ella también fue partícipe de la creación de la empresa y que soportó los momentos difíciles a causa de las deudas y del excesivo trabajo junto a una máquina de coser. Estuvo casada con Amancio durante 20 años y lamentablemente al nacer su segundo hijo con una importante discapacidad, hizo que Rosalía se alejará poco a poco de las empresas, dedicándose con mayor preferencia a la gestión de la Fundación que creó en homenaje a su hijo enfermo: PAIDEIA. Aunque no dejó de vincularse del todo de las empresas –tiene el 6 por ciento de las acciones-, no pudo evitar que con el pasar de los años, se divorcie de su marido.
Se sabe además, que al igual que su ex marido, es enemiga de la ostentación y de las excentricidades y que pudiendo salir en las revistas rosas de moda, lo que le interesa es apoyar proyectos sociales y conocer personas que le aporten cosas positivas, enfrascándose en largas conversaciones con sicólogos, biólogos, pintores, etc. Actualmente es la mayor accionista del grupo ZELTIA y también se encuentra en la lista Forbes como la segunda mujer mas rica del mundo, con un patrimonio de mas de 1.200 millones de euros.
A propósito de esto, me encantaría que alguien me hiciera conocer la historia de un ecuatoriano que haya triunfado económicamente, luego de haber tenido unos inicios modestos y que sea un referente de emprendimiento para los demás.
Como dice un editorialista ecuatoriano al terminar su editorial semanal: “¿Sería Ud. tan amable de hacérmelo saber?”
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