No hay un pensamiento femenino. El cerebro no es un órgano sexual. Charlotte Perkins
En Ecuador se encuentra actualmente en franco debate acerca
de la conveniencia o no de aplicar por parte del gobierno impuestos a las bebidas
azucaradas, cigarrillos y cervezas. Y el debate se centra particularmente en
que en el país ya no está para soportar más impuestos puesto que los que están
en contra, alegan que el país tiene demás impuestos con respecto a otros países
y para ello ponen como ejemplo a países europeos. Coincidentemente por estos
días, se publicó una entrevista del director de campaña electoral para las
presidenciales de Argentina de Mauricio Macri, quien casualmente también había
asesorado al alcalde actual de Quito Mauricio Rodas afirmando de éste último, que
había ganado las elecciones porque a la gente quiteña “no le gustaba vivir como
en Suiza, es decir pagando impuestos y por ello no quiso apoyar al anterior
alcalde quién aplicaba modos como el sistema de ese país, es decir multas e
impuestos”.
Esta última frase me ha llevado a una profunda reflexión por
cuando si se pregunta a cualquier ecuatoriano, a éste le encantaría vivir como
en un país desarrollado, pero así mismo, no está dispuesto a pagar nada a
cambio con tal de lograrlo, justificando abiertamente que ya pagan demasiado o
que no hay trabajo para hacerlo o que no se ven obras.
Nadie mejor para entender donde se paga más impuestos que
quien vive como una ciudadana de a pie en un país europeo y concretamente en
España y quien ha vivido también en Ecuador. Como antecedente se conoce que los
países donde se pagan más impuestos son coincidentemente los más igualitarios tales
son los casos de Bélgica, Alemania o Suiza. En el caso español considerado uno
de los países donde más impuestos se pagan, pagamos aparte del impuesto a la renta, el IVA, el de sociedades, el impuesto de sucesiones (herencia), a
los bienes inmuebles, tasas de servicios públicos, además de las cotizaciones
sociales. Si miramos a otros países, de acuerdo a las estadísticas de la OCDE
Organización para la Cooperación y el Desarrollo, existen otras tributaciones curiosas
como en el caso de Bélgica donde solo por ser soltero, se tributa un 43% de su
sueldo seguida de Alemania con un 39%, entre otros. Si se tienen dos hijos la
carga fiscal alcanza el 34,8 % en Dinamarca, 31,9 % en Austria, 31,8 % en Bélgica
o 29,4% en Finlandia entre los más representativos.
Como se puede ver, la carga fiscal en Ecuador no se asemeja mucho
que digamos a las carga de los países antes mencionados, pero la idea que quiero
trasmitir es que de la recaudación de impuestos aparte de pagar a funcionarios
públicos como profesores, médicos, etc. es que el gobierno a cambio ofrece
servicios como salud, educación, viabilidad, etc. los mismos que funcionan como
no, de acuerdo al monto de la recaudación de impuestos es decir, que mientras
más altos sean, lógicamente mejores servicios habrá. Pero lo que es más
importante, es que también generan más trabajo, porque si se quiere construir por ejemplo
puentes, carreteras, hospitales, hidroeléctricas, etc., se requiere mano de
obra en todos los niveles desde albañiles, arquitectos, ingenieros, además
de proveedores y fabricantes de materiales necesarios para tales obras. Es
decir, funcionaría como un círculo vicioso: mientras más impuestos, más trabajo.
Pero volviendo al tema de los impuestos que actualmente quiere
aplicar el gobierno ecuatoriano y que tanta incomprensible resistencia han
despertado por parte de un sector de la población, son los que menos esfuerzo
provocan ya que lo tributarían quienes saben que les hace daño, pese a la
campaña sobre los efectos nocivos sobre su salud que provocan las bebidas
azucaradas, la cerveza y los cigarrillos.
Además se debería tomar en cuenta otro aspecto fundamental para la conveniencia de la aplicación de dichos impuestos, es que permitiría ahorrar al estado importantes
cantidades de dinero en concepto de tratamientos médicos desencadenados por
dichos consumos, es decir enfermedades cardíacas, pulmonares o tumorales.
Por ejemplo en España, se ha reducido un 10 % los infartos por
causa del tabaco, pero lo más importante es que se ha reducido en un 15% el
gasto sanitario, por ello que en el año 2010 alcanzó la cifra de más de 7.000 millones de
euros en ahorro. En Escocia, hubo una disminución del 13% de hospitalizaciones
por asma infantil, después de la introducción de una ley para los espacios
libres de humo, que casi viene a ser lo mismo, por cuanto se redujo el consumo de cigarrillos que tienen un alto costo.
En el caso de las bebidas azucaradas, éstas están
relacionadas como se sabe con el aumento de peso, diabetes, enfermedades
cardio-vasculares y cáncer por lo que el 76% de las muertes están relacionadas
con ello y que tristemente se dan con mayor asiduidad en países con bajos y
medios recursos, es decir países de América Latina y el Caribe.
En el Reino Unido donde recientemente se debatía también
sobre la aplicación de estas medidas, aseguran que reduciría en un 5% la
prevalencia de obesidad lo que ahorraría al estado unos 35 mil millones de
euros en costes directos socio-sanitarios provocados por esta enfermedad.
Lamentablemente no conozco datos sobre la reducción de costes
sanitarios que provocaría los impuestos a estas sustancias en Ecuador, pero lo
que sí está claro es que no solamente se recaudarían más impuestos para obras
públicas, pago de salarios, etc. sino también prevendría múltiples graves
enfermedades y ahorraría fuertes gastos sanitarios para el estado, que bien
pueden servir para otros menesteres de interés social.
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