Foto. Sociedad danesa. enexclusiva.com
"La gran paradoja de la era de la información es que ha concedido nueva respetabilidad a la opinión desinformada". Michael Crichton
La primera vez que leí algo sobre la Ley de Jante, fue durante una entrevista realizada por la revista EPS a la actriz danesa Sidse Babett knudsen de la serie televisiva “Borgen”, quien manifestaba que el Janteloven (en danés) es una regla no escrita y fuertemente arraigada en países como Dinamarca, Suecia, Noruega o Finlandia, que prohíbe entre otras cosas, la arrogancia y la ostentación algo que como sabemos, es muy frecuente entre los habitantes de nuestros países de latino américa.
Y para ejemplarizarlo mejor, la actriz contaba que en las escuelas de interpretación a los estudiantes no se les decía que se estaban convirtiendo en artistas sino que “solo desempeñaban un oficio” y que ella misma como producto de la educación recibida, cuando deseaba aportar alguna buena idea de la que estaba fuertemente convencida, lo hacía como que provenía de otra persona ya que, a la par que le daba vergüenza que la tomen como un genio, su primera película en Hollywood la rodó recién cuanto tuvo 47 años, lo cual no tenía sentido para ella sentirse más que los demás.
Luego de leer aquella entrevista, comencé a investigar más sobre el tema y descubrí que esta ley no solamente está bastante arraigada en los países escandinavos, sino que incluso se asegura que existe desde comienzos de la civilización y que no se hizo oficial hasta 1933 cuando el escritor danés-noruego Aksel Sandemose lo menciona por primera vez en su libro “Un refugiado sobrepasa sus límites”, donde retrata a su ciudad “Jante” a principios del siglo XX, como un ejemplo de colectividad y donde nadie es mejor que nadie.
Según lo que he podido comprender y para resumirla lo mejor posible, la ley de Jante es una norma socio-cultural que se basa en el valor del anonimato como un medio para evitar tener problemas, que desaprueba socialmente a aquel que se considera mejor o por encima de los demás y que la humildad se asume como un estilo de vida.
Además, es una regla de consideración y de respeto hacia los demás, que incluso los gobernantes lo han asumido como suyo y por tal razón aplican sus políticas basándose en estas premisas. Debe ser por ello entonces, que estos países se destacan por sus envidiables políticas de bienestar basados en la igualdad de oportunidades, la equilibrada distribución de recursos y la homogeneidad de sus ciudadanos, es decir que es imposible distinguirlos por su condición social o económica.
Aunque está sujeta a diversas interpretaciones -seguramente por causa de los idiomas- se aclara que no es que se critique el éxito, pero que les parece de mal gusto estar alardeando sobre ello, más que nada por consideración a que los demás no han tenido tal vez las mismas oportunidades, o porque no tienen las mismas capacidades.
Pero como nada es perfecto, se quejan también que últimamente se está perdiendo mucho la práctica de estos principios, por causa del consumismo enloquecedor que contagia a los jóvenes particularmente, lo que les lleva a actuar egoístamente.
Para concluir, transcribo el decálogo de esta ley extraída de Wikipedia a ver si lo aplicamos también a nuestra vida, que de seguro nos servirá para hacer una mejor sociedad:
1. No debes pensar que tú eres especial.
2. No debes pensar que tú estás a la misma altura que los demás.
3. No debes pensar que tú eres más listo que los demás.
4. No debes pensar que eres mejor que los demás.
5. No debes pensar que sabes más que los demás.
6. No debes pensar que eres más importante que los demás.
7. No debes pensar que eres bueno en nada.
8. No te rías de los demás.
9. No debes pensar que los demás se preocupan por ti.
10. No debes pensar que tú puedes enseñar algo a los demás.
Una undécima norma fue añadida más tarde por Sandemose:
11. ¿Crees que existe algo que no sepan los demás sobre ti?
Y para ejemplarizarlo mejor, la actriz contaba que en las escuelas de interpretación a los estudiantes no se les decía que se estaban convirtiendo en artistas sino que “solo desempeñaban un oficio” y que ella misma como producto de la educación recibida, cuando deseaba aportar alguna buena idea de la que estaba fuertemente convencida, lo hacía como que provenía de otra persona ya que, a la par que le daba vergüenza que la tomen como un genio, su primera película en Hollywood la rodó recién cuanto tuvo 47 años, lo cual no tenía sentido para ella sentirse más que los demás.
Luego de leer aquella entrevista, comencé a investigar más sobre el tema y descubrí que esta ley no solamente está bastante arraigada en los países escandinavos, sino que incluso se asegura que existe desde comienzos de la civilización y que no se hizo oficial hasta 1933 cuando el escritor danés-noruego Aksel Sandemose lo menciona por primera vez en su libro “Un refugiado sobrepasa sus límites”, donde retrata a su ciudad “Jante” a principios del siglo XX, como un ejemplo de colectividad y donde nadie es mejor que nadie.
Según lo que he podido comprender y para resumirla lo mejor posible, la ley de Jante es una norma socio-cultural que se basa en el valor del anonimato como un medio para evitar tener problemas, que desaprueba socialmente a aquel que se considera mejor o por encima de los demás y que la humildad se asume como un estilo de vida.
Además, es una regla de consideración y de respeto hacia los demás, que incluso los gobernantes lo han asumido como suyo y por tal razón aplican sus políticas basándose en estas premisas. Debe ser por ello entonces, que estos países se destacan por sus envidiables políticas de bienestar basados en la igualdad de oportunidades, la equilibrada distribución de recursos y la homogeneidad de sus ciudadanos, es decir que es imposible distinguirlos por su condición social o económica.
Aunque está sujeta a diversas interpretaciones -seguramente por causa de los idiomas- se aclara que no es que se critique el éxito, pero que les parece de mal gusto estar alardeando sobre ello, más que nada por consideración a que los demás no han tenido tal vez las mismas oportunidades, o porque no tienen las mismas capacidades.
Pero como nada es perfecto, se quejan también que últimamente se está perdiendo mucho la práctica de estos principios, por causa del consumismo enloquecedor que contagia a los jóvenes particularmente, lo que les lleva a actuar egoístamente.
Para concluir, transcribo el decálogo de esta ley extraída de Wikipedia a ver si lo aplicamos también a nuestra vida, que de seguro nos servirá para hacer una mejor sociedad:
1. No debes pensar que tú eres especial.
2. No debes pensar que tú estás a la misma altura que los demás.
3. No debes pensar que tú eres más listo que los demás.
4. No debes pensar que eres mejor que los demás.
5. No debes pensar que sabes más que los demás.
6. No debes pensar que eres más importante que los demás.
7. No debes pensar que eres bueno en nada.
8. No te rías de los demás.
9. No debes pensar que los demás se preocupan por ti.
10. No debes pensar que tú puedes enseñar algo a los demás.
Una undécima norma fue añadida más tarde por Sandemose:
11. ¿Crees que existe algo que no sepan los demás sobre ti?
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