lunes, 10 de octubre de 2016

NARCISISMO ECUATORIANO ANTE LA JUSTICIA


"Cuando veáis a un hombre atacado con furia por toda clase de gente y por todos los medios, estad seguros que tal hombre es de gran valía". Charles A. Saint-Beuve


Como todos sabemos (o deberíamos saber), los poderes del estado son tres: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Estos poderes constituyen la columna vertebral de un país y deben ser respetados por todos los ciudadanos, ya que el no hacerlo es como si desconociéramos que existe un país llamado Ecuador.

Esto lo comento porque hace pocos días leía un editorial del periodista Iván Sandoval Carrión titulado “Narcisismo a la ecuatoriana”, la misma que no pude estar más de acuerdo en su contenido ya que viviendo en otro país, se me hace más evidente que dicho narcisismo se ha constituido en un caso ya de patología social, a tal punto que se ha llegado a irrespetar a estos pilares del estado en todas sus formas, con el pretexto de que todo se puede decir en el país de la libertad de expresión.

Bien decía mi padre que un ecuatoriano presume tanto que, de lo único que no puede hacerlo es de haber sido astronauta ya que oficialmente, ninguno lo ha sido. Por lo mismo, al ser lo máximo, es bastante difícil encontrar en alguien la más mínima autocrítica peor que ofrezca disculpas por una agresión tanto física como de palabra.

Y donde se hace más evidente este narcisismo ecuatoriano es en gente que por algún motivo, ocupa un sitial predominante en la sociedad llámense éstos políticos, periodistas, presentadores, deportistas o empresarios que, ante posibles delitos o ya inmersos en procesos judiciales, se dan el lujo de negar o de desobedecer las leyes, lo cual me preocupa en demasía y que de hecho ya lo había manifestado hace algún tiempo en este mismo blog, al tener la percepción que ese defecto persiste o que incluso se ha agudizado aún más con el surgimiento de las redes sociales, provocando que la ciudadanía los imite, ahondando aún más la ignorancia y la indefensión.

Y esto que comento es fácil comprobarlo cuando por ejemplo si el veredicto de un juicio falla a favor del interesado, entonces sí es justicia, pero si por el contrario es desfavorable, esa justicia simplemente no existe. También es frecuente escucharlos que emiten por adelantado juicios como: “fue una impericia”, “fue un crimen pasional” o “fue un acto de corrupción” todos ello, ANTES que se lleve a cabo el debido proceso, desconociendo no sé si consciente o inconscientemente el artículo 76 de la Constitución del Ecuador y artículo 11 de la Carta Fundamental de los Derechos Humanos, que establece la inocencia de una persona como regla hasta que se demuestre lo contrario.

Así mismo, he leído en la prensa frases como: “el presunto delito” cuando la cosa ya ha sido juzgada y se ha emitido la sanción o pena correspondiente, todo porque me da la impresión que no les ha gustado las sentencias emitidas.

Por ello será, de casos tan sonados como el de un conocido presentador de noticias que afirmó durante una entrevista que en la dictadura de Pinochet había estabilidad en Chile y que al solicitarle la opinión pública que rectifique, no solamente que no lo hizo sino que se reafirmó en su apreciación mediante una explicación cantinflesca que no dejó indiferente a nadie, o el caso de un capitán de corbeta quien hizo una reclamación mediante una carta electrónica al mismísimo presidente de la república y que al encontrarse frente a una inminente sanción, no se retractó de lo dicho sino que manifestó que lo que quería decir había sido otra cosa, o el caso más reciente de un candidato a la presidencia quien acusó a la esposa de un funcionario del estado de cobrar dos sueldos por parte del gobierno para luego de un juicio y de declararsele culpable de atentar contra la honra y el buen nombre de las personas, manifeste que con ese juicio se lo está persiguiendo por ser candidato de la oposición, para luego cumplir a regañadientes la sentencia a los 21 días cuando el juez determinó un plazo de 48 horas.

Y así, numerosos ejemplos se podrían comentar que por ello, creo que es necesario reforzar la información a través de los medios de comunicación y del gobierno, los mismos que deben instruir además a la sociedad de cómo funciona la justicia, del contenido de la Constitución y de los códigos penal y civil, para que la ciudadanía conozca sus derechos y los haga valer y que ante delitos actúe y que si no está conforme con un fallo y cree que es injusto, lo apele y que además los medios, se hagan eco y cubran hasta la saciedad de casos que afectan a los de a pie y no solamente de los que afectan a los poderosos.

Caso contrario, la sociedad ecuatoriana va camino hacia un peligrosísimo caos, donde todos dicen o hacen lo que les da la gana y donde pocos se atreven a hacer uso del sistema judicial que, con las imperfecciones propias del haber sido creado por el hombre, aún funciona y rige las normas para el normal funcionamiento de la sociedad.

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