jueves, 5 de abril de 2018

LA PRIMERA ESPOSA DE HAWKING




Los ojos son los primeros que se tutean. Alphonse Karr

¿Qué no se ha dicho hasta ahora sobre Stephen Hawking?. Que fue un gran científico, por ejemplo, que su mérito ha sido sobrevivir más de 55 años a la enfermedad que prácticamente lo incapacitó de manera total, que superó diversos obstáculos para ser el gran físico que fue… en fin, que fue un hombre excepcional, no solamente dentro del mundo de la física sino también dentro de la medicina de tal manera que se convirtió en un sujeto digno de estudio y de admiración, para toda la humanidad.
 
Sin embargo, en cuanto a su relación con las mujeres, la mayoría de los medios - y no con un cierto tufo machista-, ha manifestado que tenía una relación complicada con ellas a tal punto de señalar que fue lo único que quizá, no llegó a comprender del todo. Como si las mujeres hubiesen sido otra de sus muchas teorías físicas que debió estudiar y llegar a entender, muy distinto al del género masculino, por supuesto.

Menos mal que disponemos de diferentes medios de comunicación que nos permiten comparar o enterarnos de otros aspectos de su vida, de tal manera que nos formamos una idea más o menos objetiva de los hechos sin caer en criterios sesgados que mucho daño hacen, incluso a los mismos personajes objetos de la información. Por lo mismo, algunos han tenido el valor de expresar el papel relevante que tuvo su primera esposa y de sus principios religiosos que, al igual que otros casos de hombres destacados de la historia mundial, su proceder, fue decisivo para la vida de Hawking.

Creo tal vez, que el hecho que pocos hayan decidido contar sobre este particular, se deba en parte a prejuicios preconcebidos como lo ha expresado hasta el mismísimo icono del feminismo del siglo XX Simone de Buouvier, quien manifestó en su libro EL SEGUNDO SEXO que la mujer sufre más las influencias religiosas y por ello, es estigmatizada como un ser sin criterio o discernimiento, que no es libre y que más bien es un sujeto influenciable y manejable. Nada más alejado de la realidad, porque Jane Wilde ha demostrado ser todo lo contrario de ello ya que, según su propias palabras enunciadas en su autobiografía “Hacia el infinito” fuente a la vez de inspiración para la multi premiada y oscarizada película “LA TEORIA DEL TODO”, sus conscientes principios religiosos y su fe, fueron los que le permitieron mantener su matrimonio durante 25 años, además de cuidar a Hawking como si de un niño se tratara, cambiándole de pañales, limpiando sus babeos, dándole de comer en la boca y, si como si todo ello no hubiese sido suficiente, soportar sus constantes cambios de humor.

Creencias que, y al igual que sucedió con la madre de Steve Jobs al no abortarlo, le permitieron también en un momento dado, salvarle la vida a Hawking de manera explícita haciendo que disfrutemos de su genio hasta el día de muerte a los 76 años, gracias a que se negó a que le desconectaran del respirador artificial que lo mantenía con vida, a causa de una grave neumonía que hubiese mortal para el científico.

Por lo mismo, no es raro que en su libro Wilde, haya considerado que todo lo anterior fueron pequeños milagros procedentes de un ser divino y de manera especial, el sobrevivir contra todo pronóstico a los dos años de vida de le dieron a Hawking luego de serle diagnosticada su enfermedad.

Su primera mujer entonces, -y recalco este particular por cuanto su segunda, la maltrató física y sicológicamente- actúo en consecuencia con su fe y sus creencias a tal punto de hacerlo público luego de muchísimos años a través de su autobiografía y, a partir de allí, considero que cada cual puede interpretarlo de la manera que quiera, pero siempre partiendo de los hechos y de la verdad porque hasta el mismo Hawking, como el gran ser humano que al parecer también fue, le dio el gran espaldarazo al acompañarla al estreno de la película y dándola también de esta manera, veracidad a todo lo que ella había revelado y resarciendo de alguna manera, todo el sacrificio y la entrega que ésta le dio, durante tantos años que convivieron juntos.

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