Los ojos son los primeros que se tutean.
Alphonse Karr
¿Qué no se ha dicho hasta ahora sobre Stephen Hawking?. Que fue
un gran científico, por ejemplo, que su mérito ha sido sobrevivir más de 55
años a la enfermedad que prácticamente lo incapacitó de manera total, que
superó diversos obstáculos para ser el gran físico que fue… en fin, que fue un hombre
excepcional, no solamente dentro del mundo de la física sino también dentro de
la medicina de tal manera que se convirtió en un sujeto digno de estudio y de admiración,
para toda la humanidad.
Sin embargo, en cuanto a su relación con las mujeres, la
mayoría de los medios - y no con un cierto tufo machista-, ha manifestado que
tenía una relación complicada con ellas a tal punto de señalar que fue lo único
que quizá, no llegó a comprender del todo. Como si las mujeres hubiesen sido
otra de sus muchas teorías físicas que debió estudiar y llegar a entender, muy
distinto al del género masculino, por supuesto.
Menos mal que disponemos de diferentes medios de
comunicación que nos permiten comparar o enterarnos de otros aspectos de su
vida, de tal manera que nos formamos una idea más o menos objetiva de los
hechos sin caer en criterios sesgados que mucho daño hacen, incluso a los
mismos personajes objetos de la información. Por lo mismo, algunos han tenido
el valor de expresar el papel relevante que tuvo su primera esposa y de sus
principios religiosos que, al igual que otros casos de hombres destacados de la
historia mundial, su proceder, fue decisivo para la vida de Hawking.
Creo tal vez, que el hecho que pocos hayan decidido contar sobre
este particular, se deba en parte a prejuicios preconcebidos como lo ha
expresado hasta el mismísimo icono del feminismo del siglo XX Simone de
Buouvier, quien manifestó en su libro EL SEGUNDO SEXO que la mujer sufre más
las influencias religiosas y por ello, es estigmatizada como un ser sin
criterio o discernimiento, que no es libre y que más bien es un sujeto
influenciable y manejable. Nada más alejado de la realidad, porque Jane Wilde
ha demostrado ser todo lo contrario de ello ya que, según su propias palabras enunciadas
en su autobiografía “Hacia el infinito” fuente a la vez de inspiración para la
multi premiada y oscarizada película “LA TEORIA DEL TODO”, sus conscientes principios
religiosos y su fe, fueron los que le permitieron mantener su matrimonio
durante 25 años, además de cuidar a Hawking como si de un niño se tratara,
cambiándole de pañales, limpiando sus babeos, dándole de comer en la boca y, si
como si todo ello no hubiese sido suficiente, soportar sus constantes cambios
de humor.
Creencias que, y al igual que sucedió con la madre de Steve
Jobs al no abortarlo, le permitieron también en un momento dado, salvarle la vida
a Hawking de manera explícita haciendo que disfrutemos de su genio hasta el día
de muerte a los 76 años, gracias a que se negó a que le desconectaran del
respirador artificial que lo mantenía con vida, a causa de una grave neumonía
que hubiese mortal para el científico.
Por lo mismo, no es raro que en su libro Wilde, haya considerado
que todo lo anterior fueron pequeños milagros procedentes de un ser divino y de
manera especial, el sobrevivir contra todo pronóstico a los dos años de vida de
le dieron a Hawking luego de serle diagnosticada su enfermedad.
Su primera mujer entonces, -y recalco este particular por
cuanto su segunda, la maltrató física y sicológicamente- actúo en consecuencia con
su fe y sus creencias a tal punto de hacerlo público luego de muchísimos años a
través de su autobiografía y, a partir de allí, considero que cada cual puede
interpretarlo de la manera que quiera, pero siempre partiendo de los hechos y
de la verdad porque hasta el mismo Hawking, como el gran ser humano que al
parecer también fue, le dio el gran espaldarazo al acompañarla al estreno de la
película y dándola también de esta manera, veracidad a todo lo que ella había revelado
y resarciendo de alguna manera, todo el sacrificio y la entrega que ésta le
dio, durante tantos años que convivieron juntos.
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