Foto: Jardín Helen Dillon
Es increíble la categoría de arte que ha alcanzado la
elaboración de paisajes y jardines tanto que, reconocidos jardineros se cotizan
por miles de euros alrededor del mundo para elaborar jardines privados, institucionales
o públicos.
Y es que las plantas y las flores, al menos en Europa y concretamente en España, se constituyen en el principal elemento decorativo de
una casa en particular o de una ciudad y no solamente ello, sino que se
constituyen en un estilo de vida, al ser una forma de comunicación directa con
la naturaleza con los indudables beneficios que ello, reporta tanto al
individuo como a la comunidad. No en vano España, tiene una alta tradición de
jardines que, felizmente se mantiene hasta hoy y que empezó con una jardinería
influenciada por la cultura romana, la conocida como “Jardinería italiana” cuya
máxima expresión, se pudo comprobar en los restos de Pompeya donde ya se
aprecian los jardines domésticos, acompañados muchas de las veces, de piletas,
esculturas o pérgolas.
El aporte musulmán también tiene su máxima expresión, no
solamente en España con los jardines de la Alhambra sino también en Sicilia, Italia,
los mismos que simbolizan la unión de occidente con oriente y que fueron también
el germen de los jardines europeos.
Durante la edad media desaparecen los jardines y solamente
se construyen en los conventos y monasterios acompañando a las huertas. Son los
llamados “Hortus” que, menos mal, se los ha llegado a conocer y a apreciar gracias
a las pinturas de la época.
En el renacimiento en cambio, vuelven a cobrar auge
creándose jardines especializados como los “Jardines botánicos” donde se
recopilan plantas de todo tipo y especies traídas de todo el mundo, de manera
particular, las medicinales. Carlos III considerado el mejor alcalde que ha
tenido Madrid, siguiendo los preceptos de la Ilustración se preocupó de crear
jardines, avenidas arboladas, plazas y parques a lo largo y ancho de la ciudad
siguiendo la moda de lo que se hacía en Francia y otros países europeos.
El clima de España a diferencia del inglés, que es muy
variable, ha dado origen también a los jardines cerrados o patios tan coloridos
y vistosos como en Sevilla o Córdoba, donde se combina en muchos, el
paisajismo, los bancos, árboles que dan sombra y las fuentes.
La nobleza, por su parte, ha competido entre ella construyendo
jardines espectaculares en sus palacios como los legados en los Jardines de Versalles
o de Aranjuez.
Los jardines han despertado también fascinación entre los
pintores como Sorolla que, incluso, hizo una réplica de los jardines de la
Alhambra en su propia residencia. Monet, Renoir y particularmente Rusiñol
(Barcelona 1861-Aranjuez-1931) se dedicaron a plasmarlos en sus lienzos
especialmente, éste último, que se destacó por pintar exteriores y jardines
retratándoles en toda su belleza y esplendor especialmente de Granada, Córdoba, Madrid, Aranjuez y Barcelona, tratando -según él- no de copiarlos sino de
captar su alma.
Foto. Jardín en la casa de Sorolla
Ya en la actualidad, existen muchos jardineros-paisajistas con
ganada fama tal es el caso del español Fernando Caruncho, quien ha construido
jardines por muchos países y se le conoce por plasmar en sus obras, su
filosofía de la vida al considerar que el jardín, es la primera vivienda del
hombre y creando para ello, jardines generalmente de estilo mediterráneo. Caruncho
considera, además, que el jardín es la consecuencia intelectual de un trabajo
sensitivo y que, por ello, llega a todo el mundo.
También son famosas las irlandesas Mary Reynolds quien
combina elementos mitológicos con las plantas y Helen Dillon que, al ser la
vegetación irlandesa tan frondosa y con mucha humedad durante todo el año, construye
jardines donde pone en evidencia esas características mediante explosiones de
colores y de flores.
Foto. Paisaje Fernando Caruncho. Fuente:Wikypedia
Otro jardinero famoso es Patrick Blanc quien es el creador
de los jardines verticales, siendo el más conocido el de Caixa Fórum y, por
último, Piet Oudolf paisajista holandés que, sinceramente es el que más me
gusta ya que su jardinería conocida como “Nuevo Naturalismo”, contiene jardines
con plantas perennes que se mantienen todo el año y que requieren poco
mantenimiento ya que son resistentes a la sequía y que, cuando se descomponen en
determinadas estaciones del año, son también parte del diseño del jardín por
los matices y texturas que provocan.
Foto: Jardín de Piet Oudolf
Los jardines, indudablemente, generan calidad de vida y por
ello, es necesario que cuando se construyan nuevas urbanizaciones o se los
rehabiliten, se los haga recuperando las zonas donde se han talado árboles e
integrando espacios públicos con naturaleza ya que no se trata solamente de
sentirse bien en la casa en que se vive, sino también con el entorno que les rodea,
el mismo que les permitiría despejar la mente, respirar aire puro y socializar
con los vecinos. Se debe también profesionalizar la jardinería, con gente
preparada para ello que, muchas de las veces, busca trabajo en ello y no lo
encuentra y que, al contrario, gente que no lo es, ocupa su espacio provocando ausencia
de parques o si los hay, son tristes, con basura y sin un adecuado mantenimiento,
evidenciando, además, que los ciudadanos no son parte del proceso urbanístico.
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