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"EL HOMBRE QUE NO SABER SONREÍR, NO DEBE ABRIR UNA TIENDA". Proverbio árabe
Buscando información sobre alguna ley que defienda los
derechos de consumidores y usuarios en Ecuador me encuentro que existe una,
aunque parece ser que no se lo aplica puesto que es frecuente escuchar quejas
de malos tratos al ciudadano, tanto por parte de empresas públicas como de privadas.
En mi caso personal, pese a vivir fuera de Ecuador, he
requerido algunos servicios para trámites personales y es decepcionante que ni
siquiera un simple correo electrónico, sea contestado pese a contener atractivas
y elegantes páginas web que no se corresponden con el trato recibido, teniendo
que recurrir entonces, a familiares para que lo hagan con el correspondiente
gasto económico, emocional y físico adicional que ello requiere.
Todo lo anterior, aunque no se lo crea, representa grandes
cantidades de dinero en pérdidas para el país ya que se pierden también
potenciales consumidores lo que, tal actitud me lleva al convencimiento que dichas
empresas gozan de una situación tan privilegiada que no les importa perder un
cliente puesto que, den el trato que den, en el caso de las instituciones
públicas, sus funcionarios siempre tendrán su trabajo asegurado y en el caso de
las empresas privadas, como se sabe, lo paga el pobre trabajador asalariado ya
que éste, solamente recibe instrucciones que debe cumplirlos para no perder su
trabajo dando la cara al cliente y recibiendo por tal razón, todas las quejas y
reclamos que no se merece.
Hoy por hoy, se sabe que en el mundo moderno las
empresas están en la obligación de ser más competitivas ya que, la tecnología
digital, avanza a pasos agigantados de tal manera que aparecen plataformas
digitales donde se le da al cliente la posibilidad de ser más interactivo,
valorando o emitiendo quejas por los servicios mal recibidos. Se ha dado el
caso que el trabajador pide que se le valore positivamente porque de ello,
depende su futuro en la empresa. Por mi parte, siempre le doy un visto bueno y
si me piden opinión, valoro el servicio de la empresa en conjunto y es
gratificante comprobar que muchas de las veces, las opiniones son tomadas en
cuenta mientras el trabajador mantiene su trabajo.
Indudablemente, todos estos avances están sirviendo para que el
cliente sea más exigente y esté más informado ya que, al menos en los países
más avanzados, exigen que los productos, por ejemplo, no provengan de
explotación infantil o que no contengan productos transgénicos o genéticamente
modificados. También, poco a poco dejan de ser consideradas solidarias, las
compras de pequeños micro empresarios que producen productos agrícolas orgánicos
convirtiéndose en habitual comprar lo que les conste que proviene directamente
de la huerta al consumidor, redundando en un justo precio para el productor.
En Ecuador, grupos de ciudadanos pese a la desinformación y
desconocimiento de sus derechos, utilizan algunas plataformas con el caso del
Facebook con la página llamada TE AVISO PARA QUE NO LOS COMPRES Y DENUNCIES A
LOS ESTAFADORES donde la gente, además de desahogarse y quejarse, se informa de
sus derechos y de las pautas que debe seguir para obtener un resarcimiento por
su mal trato o producto recibido, aunque falta aún mucho por hacer.
Sé, en un principio, que las quejas las recibe la Defensoría
del Pueblo, aunque sería ideal que se cree una institución expresamente para
ello como en España existen las Oficinas de Atención al Consumidor que están
distribuidas a lo largo de las ciudades y que son dependientes de la Dirección
General de Comercio y Consumo, además de Oficinas de Información al Consumidor y
de Asociaciones de Consumidores constituidas por ciudadanos que buscan hacer
valer sus derechos.
Todos ellos, en conjunto, luchan y trabajan para una mejor
atención de los servicios lo que se transforma también en una buena calidad de
vida.
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