miércoles, 17 de abril de 2019

HEDY LAMARR, la actriz inventora

                                         Foto.blog.fonoma.com

"QUIEN NO COMPRENDE UNA MIRADA TAMPOCO COMPRENDERÁ UNA LARGA EXPLICACIÓN". Proverbio árabe

Últimamente, están aflorando historias de extraordinarias mujeres que se destacan no solamente en áreas como las artes o de reciente irrupción como el periodismo o la dirección de empresas, sino también en el ámbito científico lo cual, es muy positivo por cuanto demuestra que las mujeres nos podemos destacar en cualquier medio en que los hombres tradicionalmente han dominado.

Y gracias a ello, como decía, me ha llegado una historia que me ha dejado gratamente sorprendida, no solamente en el período en que se desarrolló por sus riesgos y alcances - la segunda guerra mundial- sino también, porque su protagonista fue una inventora tardíamente reconocida a la vez que, famosa actriz de Hollywood considerada en su momento como una de las más bellas del mundo y protagonista de, quizás su película más conocida entre nosotros, “Sansón y Dalila”.

Se trata de Hedy Lamarr y gracias a ella, gozamos actualmente del WIFI, GPS, Bluetooth, de los teléfonos móviles, entre otros avances a nivel civil y militar y relacionados con la técnica de transmisión en el espectro ensanchado.

No es casualidad que la actriz haya sido su inventora puesto que, siendo judía de origen austríaco y, sin embargo educada en el catolicismo, hija de un banquero y de una pianista, ya había estudiado ingeniería antes de ser actriz de tal manera que, cuando estalló la segunda guerra mundial, ya residía en EEUU país donde llegó luego de alcanzar cierto éxito con algunas películas, de manera particular con la película “Éxtasis” que fue un verdadero escándalo para la época ya que fue la primera actriz en mostrarse desnuda en el cine.

Hedy en 1940 y luego del naufragio de un barco lleno de refugiados por causa de un ataque militar por parte de un submarino alemán, sintió que debía hacer algo como aportar sus conocimientos físicos que se habían enriquecido, además, por los contactos de su ex marido con la industria armamentística nazi, aliándose por tal razón, con el pianista y compositor americano George Antheil quien, adquirió cierta fama no exenta de polémica por crear orquestas que funcionaban sin cables y fue así, que juntos y basándose en el principio musical de la distribución de las ochenta y ocho  teclas del piano, se pusieron a trabajar durante 6 meses dando como resultado, la distribución de las señales de trasmisión en diversas direcciones del espectro magnético y no de forma lineal como había sido hasta ese entonces, por lo que las señales ya serían imposibles de ser detectadas por el enemigo y naciendo de esta manera, la base de las comunicaciones privadas.

Lamentablemente, luego de patentar su invento junto con Antheil, fue guardado durante un tiempo por las fuerzas armadas norteamericanas porque lo consideraban demasiado vulnerable y difícil de aplicar hasta que, en 1957, la empresa americana Silvana Electronic lo perfeccionó para luego de tres años, el gobierno norteamericano lo adquiriera precisamente cuando la patente caducó. Mientras su invento no fue utilizado, Hedy se tuvo que contentar ayudando a la causa mediante besos a cambio de 25.000 dólares en bonos, logrando recopilar en una sola noche 7 millones de dólares.

Los siguientes años a ello, tuvo tantos proyectos fracasados como matrimonios y su papel de inventora fue desconocido por muchos años hasta que, en sus últimos años de vida y con muchos problemas a cuestas a causa de la falta de dinero, su adicción a las cirugías estéticas entre otros, se la reconoció al fin recibiendo por tal causa premios y distinciones que afortunadamente hasta hoy, lo recogen sus hijos.

Actualmente el precio de su invento está valorado en más de 30.000 millones de euros.

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