Foto: Mina de oro. Serra pelada
Foto: Mujer tuareg ciega
Había visto hace algunos
años un reportaje gráfico en el País Semanal de Sebastião Salgado, realizado
con su cámara LEICA en las minas de oro de Serra Pelada y me quedé gratamente
impresionada, ya que eran unas imágenes impactantes en blanco y negro, las
mismas que retrataban el drama de la esclavitud moderna por parte de unos
garimpeiros tras unas pepitas de oro que, supuestamente, los llevaría hacia una
hipotética fortuna. Gentes embadurnadas en lodo parecían columnas de hormigas
que sabían lo que tenían que hacer, por donde ir y el objetivo a conseguir.
Posteriormente, lo volví a
ver en un precioso documental llamado LA SAL DE LA TIERRA emitido por TVE y que
lo han vuelto a repetir hace dos días, donde, como no podía ser de otra manera,
hace un repaso a su vida profesional y personal a través de imágenes
fotográficas. (En este punto, me suelo sentir un poco mal ya que me considero
una privilegiada al disfrutar de este tipo de documentales, algo que no
disfrutan en Ecuador, siendo que es tan fácil que los gobiernos, a través de
los medios públicos, emitan programas que eduquen y fomenten la cultura entre
sus ciudadanos. Debe ser por el precio, por la falta de información o
simplemente, porque los gobernantes están más preocupados en otros menesteres
que les asegure su futuro económico que, luego por esta causa, la gente es
incapaz de analizar los verdaderos problemas que les afectan y no entiende por qué
en otros países son más desarrollados, cuando la respuesta a mi modo de ver,
está simplemente en fomentar el conocimiento a través de la cultura. De todas
maneras, gracias al internet que llega ahora a todo el mundo, en este enlace se puede ver el documental solamente hasta el día 20 de este
mes).
Como decía, en el
reportaje, Salgado, hace un breve repaso de su obra fotográfica confesando a
que descubrió su vocación gracias a su esposa Lélia, a quien la menciona
frecuentemente a lo largo del documental como una de las artífices principales
de su obra, ya que ella, no solamente fue la que le introdujo en la fotografía
sino, porque siempre, ha sido la que ha organizado y catalogado sus
fotografías, la que se ha puesto en contacto con los expositores y medios de
comunicación para promocionar, publicar y dar a conocer su obra. Por lo mismo,
concibe su obra como un proyecto conjunto que ha logrado el objetivo planteado
cuando un buen día, dejó su prometedora carrera de economista y juntos,
invirtieron todo su patrimonio económico en comprar todo el equipo fotográfico
que necesitaría Sebastião, para emprender su carrera como fotógrafo.
En LA SAL DE LA TIERRA,
que dura unas dos horas, recuerda sus primeras exposiciones entre las que se
destacan OTRAS AMERICAS, que lo realizó durante un recorrido por todos los
países de latino américa destacándose su periplo por Ecuador, donde convivió
durante unas semanas con la comunidad de los SARAGUROS, particularmente.
Posteriormente, se dedicó al reportaje social para lo cual se unió a Médicos
Sin Fronteras recorriendo países que sufrían guerras, hambrunas y fotografiando
campos de refugiados con todo el drama social que en ellos se vivía. Reconoce
que luego de todo aquello, quedó devastado y deprimido al ver la locura y
destrucción del hombre para con el hombre que, decidió tomarse unos años
sabáticos de descanso mental y espiritual y que gracias a ellos, nació un
proyecto personal en conjunto con su amada Lélia, llamado el INSTITUTO TERRA
para lo cual, en los aledaños de una finca propiedad de sus padres, donde
antaño circulaban trenes en camino a unas minas que provocaron una gran
desforestación y convirtieron los parques y selvas de su infancia en terrenos
áridos, muertos como ya viene siendo costumbre en la Amazonía sudamericana y
junto con un grupo de trabajadores, se pusieron en la labor de recuperarlos
para lo cual, sembraron más de dos millones de plantas de tipo atlántico,
provocando el resurgimiento de la selva con animales incluidos y demostrando
que la tierra se puede recuperar.
Luego de ello se
comprometió con la fotografía ecológica para concienciar sobre el cambio
climático, logrando unas preciosas fotos de la naturaleza y publicados en la
obra GENESIS.
El INSTITUTO TERRA de Sebastião y Lélia Salgado se ha convertido en un parque nacional para use y disfrute de toda la humanidad y sin duda, junto con sus fotografías serán el mejor legado de esta pareja única concienciada con los problemas humanos, sociales y ecológicos.
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