miércoles, 18 de marzo de 2020

LOS TRAMPANTOJOS DE NAVALCARNERO

ME ENORGULLEZCO MÁS DE LOS LIBROS QUE HE LEÍDO QUE DE LOS QUE HE ESCRITO. Jorge Luis Borges

Es alucinante cómo la gente, cuando ama el lugar donde vive intenta hacerlo más agradable, más vivible. Y nada mejor que hacerlo con arte, haciendo también que la misma, llegue a todos sin distinción de clases ni de edad.



Cuando llegué a Madrid hace unos 20 años, aún se podían observar los carteles por encima de los cines especialmente de la Gran Vía anunciando las películas que se exhibían que, al igual que en Ecuador, generaba trabajo para estas personas que pintaban dichos carteles. A mí me gustaba comparar y ver hasta qué punto eran capaces esos pintores de dibujar a los protagonistas de las películas que muchas de las veces, se asemejaban y pocas, solamente era un esbozo de lo que se quería promocionar.

Pero, al poco tiempo, fueron desapareciendo hasta ya no quedar ni rastro de ellos y ahora, han sido sustituidos primeramente por las impresiones digitales y finalmente, por unas pantallas digitales enormes que muestran imágenes en movimiento y que le dan un aspecto cosmopolita, modernista y lleno de color a las plazas o calles donde están ubicados estos cines que por cierto, cada vez son menos y que los más representativos de Madrid al menos, han sido sustituidos por grandes marcas de moda o de venta de libros.

Menos mal que algunos de estos pintores se han reinventado y al menos uno, ha ganado cierto prestigio por haber pintado hermosos trampantojos en la ciudad de Navalcarnero, una bella ciudad situada a pocos kilómetros de Madrid, que no ha perdido su aire de pueblo antiguo a través de sus casitas con tejados castellanos que han sido reformadas y que, junto a sus espacios públicos, hacen que uno se transporte a siglos pasados con las comodidades del siglo XXI.

TRAMPANTOJOS no son sino, imágenes que parecen reales, una especie de “trampas” ópticas que pueden dar incluso una sensación de 3D. Los trampantojos no son ajenos al arte español ya que, desde siglos pasados, las iglesias, catedrales y residencias de gente adinerada, los implementaban con asiduidad y la catedral de Toledo es un ejemplo de ello, con unas cúpulas que contienen trampantojos que simulan la subida hacia un cielo infinito por parte de santos, amorcillos o ángeles.

El artista español Alberto Pirrongelli nacido en Badajoz, es el representante máximo de esta tendencia y ha hecho de Navalcarnero y de Madrid, su lienzo natural donde, en forma de mural, plasma preciosas imágenes de la vida cotidiana de sus habitantes.

A continuación, sus más famosos murales y donde no es necesario describirlas ya que ellas hablan por sí mismas.

                                          Palacio de la Música (antes)









No hay comentarios: