Es alucinante
cómo la gente, cuando ama el lugar donde vive intenta hacerlo más agradable,
más vivible. Y nada mejor que hacerlo con arte, haciendo también que la misma,
llegue a todos sin distinción de clases ni de edad.
Cuando llegué a Madrid hace unos 20 años, aún se podían observar
los carteles por encima de los cines especialmente de la Gran Vía anunciando
las películas que se exhibían que, al igual que en Ecuador, generaba trabajo
para estas personas que pintaban dichos carteles. A mí me gustaba comparar y
ver hasta qué punto eran capaces esos pintores de dibujar a los protagonistas
de las películas que muchas de las veces, se asemejaban y pocas, solamente era
un esbozo de lo que se quería promocionar.
Pero, al poco tiempo, fueron desapareciendo hasta ya no
quedar ni rastro de ellos y ahora, han sido sustituidos primeramente por las
impresiones digitales y finalmente, por unas pantallas digitales enormes que
muestran imágenes en movimiento y que le dan un aspecto cosmopolita, modernista
y lleno de color a las plazas o calles donde están ubicados estos cines que por
cierto, cada vez son menos y que los más representativos de Madrid al menos,
han sido sustituidos por grandes marcas de moda o de venta de libros.
Menos mal que algunos de estos pintores se han reinventado y
al menos uno, ha ganado cierto prestigio por haber pintado hermosos trampantojos
en la ciudad de Navalcarnero, una bella ciudad situada a pocos kilómetros de
Madrid, que no ha perdido su aire de pueblo antiguo a través de sus casitas con
tejados castellanos que han sido reformadas y que, junto a sus espacios públicos,
hacen que uno se transporte a siglos pasados con las comodidades del siglo XXI.
TRAMPANTOJOS no son
sino, imágenes que parecen reales, una especie de “trampas” ópticas que pueden
dar incluso una sensación de 3D. Los trampantojos no son ajenos al arte español
ya que, desde siglos pasados, las iglesias, catedrales y residencias de gente
adinerada, los implementaban con asiduidad y la catedral de Toledo es un
ejemplo de ello, con unas cúpulas que contienen trampantojos que simulan la
subida hacia un cielo infinito por parte de santos, amorcillos o ángeles.
El artista español Alberto Pirrongelli nacido en Badajoz, es
el representante máximo de esta tendencia y ha hecho de Navalcarnero y de
Madrid, su lienzo natural donde, en forma de mural, plasma preciosas imágenes
de la vida cotidiana de sus habitantes.
A continuación, sus más famosos murales y donde no es necesario
describirlas ya que ellas hablan por sí mismas.
Palacio de la Música (antes)
Palacio de la Música (antes)
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