Foto: Inatal.org
Solo los locos y los solitarios pueden permitirse el lujo de ser ellos mismos. Los solitarios porque no necesitan complacer a nadie y los locos porque no les importa ser ellos mismos. Charles Bukowski
Ya me parecía un poco extraño cuando, hace poco más de un
par de décadas, leía una “promoción” por parte de un conocido hospital privado
que ofrecía, además de cesáreas, un precioso ramo de flores, fotos del neonato
y su madre, habitación privada con cama para un invitado, todo por una suma económica
nada despreciable con el que intentaban dar la imagen de privilegio y de
glamur a un proceso que debía ser natural y al que se sumaron varias mujeres con alto poder
adquisitivo, del que luego hacían presunción entre sus familiares y amigos.
Valga decir que las cesáreas iban y venían, incluso se las adelantaban
con la finalidad de hacerlas coincidir con bodas o cumpleaños, con el
consiguiente riesgo que eso conllevaba que, menos mal y, al menos de mi parte,
no tuve después ninguna noticia desfavorable al respecto, pero que sí me llamó
mucho la atención el alto índice de estas intervenciones quirúrgicas cuando yo,
siendo una profesional sanitaria, tenía conocimiento que ello solamente debía
darse cuando existía un serio peligro tanto para la madre como para el niño y
ese supuesto alto índice de riesgo no era compatible con la buena salud de la
mayoría de mujeres al ser, la mayoría, bastantes jóvenes. Estadísticas que, en tiempos actuales,
no han hecho más que agudizarse a tenor de los informes tanto en España como en
Ecuador, donde las cesáreas superan lo recomendado por la OMS.
En dicha época, como decía, lo asumí con cierta resignación,
total siempre he respetado el criterio del médico que, para ello se ha
preparado y sabe de lo que habla y recomienda hasta que, últimamente, se ha
tomado conciencia de este asunto a tal punto de considerarlo como parte de la
llamada “violencia obstétrica” ya que estas intervenciones, así como también la
llamada “episiotomía”
(incisión
que se hace en el perineo -el tejido entre la abertura vaginal y el ano- durante
el parto) más otros tratamientos médicos y psicológicos,
están desembocando en serios problemas para la salud de las mujeres -aparte de
los lógicos posoperatorios- como crónicas incontinencias urinarias, dolores abdominales
permanentes, depresiones, o simplemente, el no poder tener más hijos.
Y me preocupa bastante este fenómeno, particularmente, por
el tema del aborto por cuanto existe un apoyo total a este tipo de
intervenciones por parte de los pro abortistas, siendo que muchos de ellos proclaman
la defensa de la madre naturaleza o de los animales, por ejemplo.
Sin duda, un embarazo no deseado es un hecho dramático del
que debemos empatizar, sobre todo, cuando se trata de un embarazo producto de
la violación y por lo mismo, creo que no se soluciona eliminando a otro niño
sino, más bien, que dicho proceso llegue a término de forma natural por cuando
es la forma más antiséptica y menos cruenta que existe. Si el deseo de la madre,
respetable, por cierto, es no hacerse cargo del niño por la razón que crea,
puede darlo en adopción al existir miles de personas o parejas que desean ser
padres y que no lo pueden ser por razones burocráticas, que eso ya es otro
asunto.
Los defensores del aborto dirán que es más peligroso para
las niñas parir de forma natural y yo les diría que, también lo es la
intervención quirúrgica de la cesárea, sin contar con los “curetajes” o “legrados”
que son procesos donde se raspa el útero con el objeto de eliminar a trozos al
niño que, si no se lo hace adecuadamente, puede provocar peligrosas hemorragias
con resultado de muerte. Y más de una niña ha muerto por tal razón.
En conclusión y como decía anteriormente, nada mejor que el
parto natural o humanizado eso sí, con acompañamiento en un medio hospitalario
o con una partera de gran experiencia, con el objeto que la madre naturaleza haga
su parte del que luego, no queden secuelas ni físicas ni psicológicas para la
madre y allegados derivados de dicha experiencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario